jueves, 1 de marzo de 2012


LA REALIDAD LGBT EN EL MUNDO MUSULMAN.-
Por encima de diferencias y de experimentos democráticos controlados por las armas, en el conjunto de países musulmanes podemos apreciar una preocupante falta de respeto por los derechos humanos más elementales, unas democracias casi inexistentes, unos regimenes políticos no sólo autoritarios sino despóticos y tiránicos, discriminación de la mujer social y legalmente, falta de libertades civiles y religiosas, persecución de la homosexualidad, desprecio a la vida humana en muchos países con una esclavitud si no aceptada si asimilada, y salvajadas como la ablación y otros excesos en algunos países como amputación de manos a ladrones, lapidación de adúlteras o ahorcamiento de homosexuales.


En general en todos los países de mayoría musulmana, se persigue la homosexualidad legalmente y se penaliza severamente. En total son 8 países los que castigan con la pena de muerte los actos homosexuales: Afganistán, Arabia Saudí, Irán, Mauritania, Pakistán, Sudán, Yemen y algunos estados del norte de Nigeria. En otros países, la homosexualidad puede ser castigada con cadena perpetua o duras penas de prisión, añadiendo a ello el estigma social y el rechazo mayoritario de su entorno y su comunidad. Si a todo ello añadimos las torturas, los malos tratos por parte de policía y en prisión, incluso hasta castigos físicos como latigazos en plena plaza pública para escarnio social, podemos hacernos una idea de este paisaje nada halagüeño para gays y lesbianas en estos países.

En otros países donde incluso no existen leyes que castiguen expresamente a las personas por su orientación sexual, se aplican otras leyes como la Ley de Emergencia, y eventualmente se les puede acusar de cualquier cosa: escándalo público, conducta indecente, lascivia, actos antinatura, actos contra la moral y las costumbres, actos contra la religión, actos contra la familia, etc… Cualquier excusa es válida para castigar las relaciones homosexuales.

De forma paradójica, las mismas leyes restrictivas que rigen la vida de los musulmanes, estimulan de alguna forma los encuentros homosexuales. Estas leyes impiden que los hombres y las mujeres tengan relaciones sexuales fuera del matrimonio y siempre con un fin reproductivo. Esta limitación sexual impulsa el encuentro carnal entre los chicos jóvenes, por lo que la bisexualidad es una práctica muy extendida en el mundo árabe. No obstante la sociedad sólo es condescendiente y tolera al bisexual activo. Pero donde hay activos deben haber forzosamente pasivos, personas que sufren un brutal, pero por otra parte hipócrita, escarnio público si sus actos son revelados o descubiertos.

LA LETAL APLICACIÓN DEL ISLAM.-

Las ejecuciones en estos países son públicas siempre, generalmente en estadios y plazas públicas, para que sirvan de actos ejemplarizantes para los ciudadanos. El 25 de Febrero de 1998 un tanque militar de los talibanes aplastó durante 30 minutos a cinco hombres acusados de prácticas homosexuales. El 22 de Marzo del mismo año, dos jóvenes de 18 y 22 años fueron aplastados hasta la muerte, por una pala excavadora. Ambas matanzas se realizaron ante la presencia de público, y en la primera de ellas estuvo presente el líder talibán Mohamed Omar.


En Irán, que padece una de las dictaduras más intolerantes del mundo musulmán, la homosexualidad está perseguida desde la llegada al poder de los ayatollahs en 1979. Según varias organizaciones de Derechos Humanos, más de 100.000 personas podrían haber sido condenadas a muerte durante este tiempo, de los que unos 4.000 serían gays y lesbianas ejecutados simplemente por su condición sexual. Hace unos meses la imagen aterradora de dos jóvenes iraníes, casi adolescentes, colgados de una grúa en una plaza pública de la ciudad de Mashhad, dio la vuelta al mundo. También se tiene constancia de la ejecución de dos varones homosexuales de 24 y 25 años, en noviembre de 2005 en la ciudad de Gorgan, y de otros casos similares. Imaginemos cuantos casos se producen sin que la prensa internacional pueda publicitar estos actos ejemplarizantes del “viciado modo de vida occidental”.

Muchas veces la simple sospecha de ser homosexual sirve para condenar a un acusado con otras penas, como beber alcohol o el acoso sexual. Actualmente en Irán constituye delito tener relaciones sexuales antes del matrimonio, en el caso de las mujeres, beber alcohol, ejercer la prostitución, mantener relaciones homosexuales, el adulterio y un sinfín de actos que en Occidente no lo son.

En un país en convulsión y desangrado por la guerra civil y el terrorismo como es Irak, el gran ayatollah Ali al-Sistani ha decretado una fatwa (orden religiosa de obligado cumplimiento) contra los homosexuales iraquíes. La milicia ultrarradical Badr, que obedece a grupos radicales chíies bajo control de Irán, ya se están cobrando algunas víctimas. En el Reino Unido, Estados Unidos, Canadá y otros países occidentales ya hay decenas de gays iraquíes refugiados, huidos de estas implacables persecuciones. Tras la relativa tolerancia del cruel régimen de Sadam Hussein, ahora los gays iraquíes son atacados impunemente por todos, incluyendo tanto la policía, la guerrilla terrorista o los grupos radicales. Buen panorama para aprovechar y cobrarse venganzas personales y pequeñas rencillas, o ser objeto de chantajes económicos, cuando no apropiarse sencillamente de propiedades y negocios con total arbitrariedad.


TURQUÍA Y LA LAXA APLICACIÓN DEL ISLAM.-

Turquía parece ser una excepción respecto a los demás países islámicos, obligada más por Europa a ajustar su legislación bajo los parámetros de cumplimiento de los derechos humanos bajo amenaza de no poder incorporarse a la Unión Europea más que por convencimiento propio. Si bien el imperio de la ley no es el mismo en la tolerante Estambul que en el resto del país.

En otros países islámicos, sobre todo del Magreb, aunque existen leyes que penalizan con años de prisión los actos homosexuales, no se aplican en la mayoría de los casos cuando se realizan privadamente. Estos países castigan la notoriedad, el escándalo público y la prostitución sobre todo. Puede parecernos una actitud suave, pero la prohibición de expresar afecto en público, de tener una pareja y conseguir derechos es un atentado directo al desarrollo integral de la persona, que deber llevar una doble vida con la consiguiente desestabilización del equilibrio psicológico y emocional, además de verse víctimas de chantajes y coacciones. Olvidemos por supuesto la posibilidad de legalizar organizaciones que defiendan derechos para gays y lesbianas, que tienen muchas veces que solapar sus reivindicaciones bajo el manto de organizaciones de lucha contra el sida o de derechos humanos ligths, instrumentalizaciones y excusas a la postre de los propios gobiernos.

El caso de Israel es un oasis en medio de todo este desierto que constituyen todos los países árabes, siendo la única verdadera democracia real en todo el Oriente Próximo. En Israel los Derechos Humanos son respetados formalmente, incluyendo la homosexualidad. Se trata del único país en todo el Oriente Próximo, que no sólo no penaliza las relaciones homosexuales, sino que tiene legalizados grupos activistas gay-lésbicos, celebran el Día del Orgullo Gay, y ofrece una serie de derechos a las uniones homosexuales. Todo ello a pesar de las fuertes presiones de los ultraortodoxos judíos, cristianos y musulmanes.

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