Pregunta. ¿Cómo surgió la idea de realizar esa acción en la Plaza Antonio Maceo? ¿Fue una iniciativa personal o de un grupo?
Respuesta. No pertenezco a ningún partido opositor, aún hoy sigo sin pertenecer a ninguno. No obstante, por estos días he recibido la solidaridad de varios grupos de activistas, especialmente en la zona oriental del país. La idea de esa acción me brotó en solitario y no se la comenté a nadie, temiendo que se fuera a filtrar la información y me impidieran llevarla a cabo. Ya José Martí lo había dicho “hay cosas que para lograrlas han de andar muy ocultas”. Por eso fue que pude llegar hasta ahí. Tenía una motivación cívica y de principios: los cubanos debíamos hacer algo para que el mundo supiera de las violaciones y los grandes problemas que afrontamos aquí con la libertad de expresión y los derechos humanos. Yo llevaba todo eso desde hacía mucho tiempo por dentro y aquel fue el momento de decirlo.
P. ¿Cómo pudiste llegar hasta ese lugar a pesar del cerco policial?
R. Llegué sobre las once de la mañana, vi los preparativos de la misa y encontré un lugar estratégico por su posición. Allí me paré. Llevaba en el bolsillo unos caramelos y un pomo de agua, y con eso me sostuve hasta las 17:40 horas, cuando acometí la acción. Había dos cordones de seguridad. En un momento me decidí y crucé el primer cordón. Una vez dentro me dirigí corriendo hasta estar frente del altar y grité varias consignas: '¡Abajo el comunismo! ¡Abajo la dictadura! ¡Libertad para el pueblo de Cuba!' y cuando ya me habían atrapado y me llevaban sujetado alcancé a gritar '¡Monseñor no se deje engañar, que el pueblo de Cuba no es libre!'.
P. Muchos han aplaudido tu proceder ese 26 de marzo, pero otros critican que hayas usado el espacio de una misa católica para gritar una consigna de corte político. ¿Qué le dirías a estos últimos?
R. Ya envié una carta al Arzobispado de Santiago de Cuba para explicar por qué lo hice y pedirle disculpas al Papa y a toda la comunidad católica. Pero ellos deben entender y todo el mundo debe entender que los cubanos no tenemos espacios donde expresarnos. Debido a eso uno busca un espacio donde ser oído y creo que aquella era una oportunidad que no se podía dejar pasar. No fue mi intención manchar la misa, así se lo he dicho a varios sacerdotes con los que he hablado y ellos me han entendido. Soy católico y no lo hice con ningún interés de dañar a la Iglesia ni a la figura del Papa.
P. ¿Cuáles fueron las principales acusaciones que te hizo la policía durante los 20 días en que estuviste detenido? ¿Con qué castigos te amenazaron?
R. No me maltrataron físicamente. Conozco de los golpes que han recibido otros opositores, pero creo que con tantos ojos puestos en mí o quizás porque el Papa había intercedido, decidieron no tomar represalias físicas en mi contra. Sí me pusieron durante varios días en una celda muy oscura y que tenía muy mal olor. No había agua limpia allí y la luz solo la encendían diez minutos a las seis de la mañana y otros diez minutos a las seis de la tarde. Después de 20 días me excarcelaron pero me hicieron firmar un papel donde estoy limitado de mis libertades. Tengo que presentarme todos los miércoles en una unidad de operaciones policiales, no puedo salir del municipio sin pedir permiso, no puedo reunirme con opositores, ni dar entrevistas, no puedo participar en manifestaciones. Pero no he cumplido con casi nada de eso. Ellos no me van a callar de esa forma.
P. Un hombre, vestido con el logotipo de la Cruz Roja, te agredió y te lanzó incluso una camilla. ¿A qué crees que se debió ese comportamiento tan agresivo? ¿Qué sientes ahora mismo hacia él?
R. Siento lástima por él. Tengo una vocación cristiana y no puedo sentir otra cosa, porque creo que él es un producto de 53 años de adoctrinamiento y de décadas de decirle a las personas que es bueno usar la violencia contra aquel que se exprese libremente. Algunas amistades me han traído la dirección donde vive ese hombre y me han dicho “hay que tomar medidas contra él”, pero yo no pienso así. Sería caer en el mismo ciclo de la violencia y la venganza. Soy contrario a cualquier tipo de violencia.
P. Algunas personas afirman que gritaste '¡abajo el comunismo!' para obtener una visa de refugiado político en Estados Unidos. ¿Es eso cierto? ¿Cómo respondes a ese cuestionamiento?
R. Eso no es cierto. Mi objetivo principal era —y así se lo dije a la Seguridad del Estado— llamar a la conciencia del pueblo cubano. Que la gente viera que se puede luchar. También otro objetivo fue llamar a la conciencia de Raúl Castro para que reconozca nuestros derechos. Hoy fui yo, pero mañana pueden ser cientos, miles o un pueblo entero. Pensé que mis gritos serían como un motor impulsor que arrastraría a muchas de las personas que estaban en la Plaza Antonio Maceo a hacer lo mismo, pero no pasó así y confieso que eso me decepcionó. No lo hice con el objetivo de buscar un asilo político, aunque ahora el hostigamiento que estoy viviendo es insostenible. Mi casa rodeada y me siguen a donde quiera que voy. Por el momento no se atreven a hacerme nada porque muchos están pendientes de mi situación, pero a veces temo que dentro de tres o cuatro meses pueda ocurrirme lo peor. Me preocupa mucho mi seguridad.
P. ¿Lo volverías a hacer?
R. Sí, claro que sí. Lo hice por mi país, por mi pueblo y en ese momento supe que aquella acción me podía costar la vida. Incluso yo me despedí de mis familiares sin que ellos lo supieran. Me despedí de mi madre, de mi hermana, de mi esposa… le dije a ella esa mañana antes de salir hacia la misa 'Te amo mucho'. Yo pensé que no regresaba, pensé que ese iba a ser el último día de mi vida.

El pontífice afirmó que demasiadas ocupaciones y una vida frenética “endurecen el corazón de los hombres y hacen sufrir al espíritu” y que la vida no puede valorarse con los únicos criterios de la productividad y la eficiencia. En ese contexto el obispo de Roma destacó la importancia de la plegaria en la vida del hombre y señaló que sin la misma nuestra vida se vacía y quedamos insatisfechos.
Esto se manifestó ya en tiempos de los Apóstoles. El evangelista San Lucas narra en los Hechos “un problema serio que la primera comunidad cristiana de Jerusalén tuvo que resolver (…) sobre la pastoral de la caridad hacia las personas solas y necesitadas”, cuestión difícil que podía provocar divisiones dentro de
cubanoamericanos a Cuba el año pasado.
financiero contra Cuba, que ha costado a la isla más de 975 mil millones de dólares y constituye una violación de la Carta de Naciones Unidas y de las normas del Derecho Internacional.
Además, el Santo Padre denuncia la trata de seres humanos por motivos sexuales o para trasplantes de órganos, así como la explotación de menores, su abandono en manos de personas sin escrúpulos, el abuso, la tortura, que “se producen tristemente en muchos contextos turísticos”. “Todo esto ha de inducir a aquellos que se dedican pastoralmente o por motivos de trabajo al mundo del turismo, y a toda la comunidad internacional, a aumentar la vigilancia, a prevenir y contrastar estas aberraciones”, prosigue la carta papal.
demostró anteriormente se mantiene independientemente de la fe (religión)”, señaló una publicación de los investigadores Frank Newport, Dan Witters y Sangeeta Agrawal.
física en su índice de bienestar.
La fe cristiana, cultura en la cultura
En el centro de la manifestación, cuatro personas han portado, a modo de paso procesional, una tetera de plástico que han utilizado como símbolo del movimiento ateo. Se referían así a la tetera de Russell, una analogía creada por el filósofo Bertrand Russell para refutar la idea de que le corresponde al escéptico desacreditar las afirmaciones de la existencia de Dios.
menos 40 muertos, y de los que se produjeron el 20 de enero en la ciudad de Kano, con al menos 215 personas fallecidas, planeaba ataques contra comunidades cristianas durante la Semana Santa.
Un pontificado fructífero